250 gramos de harina de fuerza
140 gramos de harina integral
50 gramos de azúcar
Una pizca de sal
3 huevos
60 ml de leche
Un cubo de levadura fresca
100 gramos de mantequilla
Colocamos los ingredientes secos (las dos harinas, el azúcar y la pizca de sal) en un bol.
Calentamos la leche en el microondas y disolvemos en ella el cubo de levadura fresca. Cascamos y batimos los huevos, uno a uno, en un plato y los incorporamos a la leche, removiendo bien para que se integren los ingredientes.
Mezclamos los ingredientes secos con los líquidos y los integramos bien con una cuchara o tenedor. Comenzamos a amasar poco a poco con una mano e incorporamos más harina si es necesario. La masa estará lista cuando al trabajarla no se quede pegada en las manos.
Una vez esté lista nuestra masa, incorporamos la mantequilla cortada en pequeños cubos y ligeramente derretida. La volvemos a trabajar bien con las manos. Una vez lista, hacemos una bola y la dejamos en un bol cubierta con un paño hasta que haya doblado su tamaño (aproximadamente, unas dos horas)
Ingredientes para el relleno
180 gramos de nueces sin cáscara
50 gramos de azúcar moreno
Piel de medio limón rallada
70 gramos de arándanos rojos (o pasas)
Un chorrito de coñac u otro licor
Canela en polvo al gusto
Una cucharadita de jenjibre en polvo
Cascamos las nueces y las picamos en trozos pequeños con ayuda de un mortero o, en su defecto, con un cuchillo.
Una vez que la masa de la trenza haya doblado su tamaño, la sacamos del bol y le quitamos el aire golpeándola sobre la mesa de trabajo.
En un plato mezclamos las nueces picadas con el azúcar moreno, los arándanos rojos, la ralladura de limón, la canela, el jenjibre y el chorrito de licor.
Estiramos la masa de la trenza con ayuda de un rodillo. Intentamos dejarla bastante fina porque después tendremos que enrollarla.
Extendemos el relleno sobre toda la superficie de la masa.
Enrollamos la masa sobre sí misma empezando por un extremo hasta obtener un cilindro.
Hacemos tres cortes longitudinales con ayuda de un cuchillo y trenzamos la masa.
Le damos forma de rosca y la colocamos sobre una bandeja del horno. De nuevo, cubrimos la trenza con un paño y dejamos que la masa vuelva a crecer durante una hora.
Cuando haya doblado su tamaño, la metemos en el horno precalentado a 180 grados durante una media hora aproximadamente, hasta que esté bien dorada. Si quieremos, podemos pincelarla con medio huevo y un chorrito de leche antes de meterla en el horno, aunque yo no lo hice en esta ocasión y quedó muy bonita igualmente.
Fuente: una pincelada en la cocina |