Con el otoño, llegan los membrillos. Esta es una receta tradicional y muy fácil de preparar. Para conseguir nuestro dulce de membrillo, tan solo necesitamos los siguientes ingredientes:
Membrillos
Azúcar
Pelamos los membrillos y les retiramos el corazón y cualquier golpe o trozo que esté estropeado. Una vez limpio, pesamos el membrillo para ver qué cantidad de azúcar debemos utilizar. Yo uso la mitad del peso en azúcar, ya que no me gusta el membrillo muy dulce, pero podéis añadir más según vuestro gusto.
Los tres membrillos que usé yo pesaban un kilo sin limpiar y 640 gramos una vez limpios, por lo que usé 320 gramos de azúcar.
Ponemos una capa de rodajas de membrillo en una cazuela y las cubrimos con un poco de azúcar. Repetimos el proceso de crear capas de membrillo y azúcar hasta acabar con todas las rodajas.
Tapamos la cazuela y dejamos macerar la fruta en azúcar durante unas horas (la podemos dejar toda la noche). No es necesario meterla en el frigorífico. Una vez transcurrida unas horas, el membrillo habrá cogido un color más anaranjado y habrá soltado bastante agua.
Ponemos la cazuela en el fuego. Comenzamos a fuego a fuerte para que arranque a hervir y después la dejamos a fuego suave unas dos horas, removiendo de vez en cuando con una cuchara. Al preparar el membrillo de esta forma y no en puré, evitamos que salte y, por tanto, no nos quemaremos con el azúcar.
Una vez transcurridas las dos horas, trituramos el membrillo muy bien y lo colocamos en los moldes que queramos. Lo dejamos enfriar y lo conservamos en el frigorífico hasta que queramos consumirlo.
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