225 gramos de harina de trigo
1 sobre de levadura en polvo
1 cucharada de azúcar
90 gramos de mantequilla
1 huevo
70 ml de leche
Una pizca de sal
Arándanos
Comenzamos tamizando la harina, la sal y la levadura (en mi caso, como utilicé harina integral, me salté este paso).
Enharinamos ligeramente los arándanos o los frutos rojos que queramos añadir a nuestros scones y sacudimos el exceso. Reservamos.
Añadimos la cucharada de azúcar y la mantequilla a temperatura ambiente cortada a cuadraditos pequeños a la mezcla de harina, sal y levadura. Poco a poco, vamos integrando la mantequilla con ayuda de las manos.
Tenemos que trabajar la mezcla hasta obtener una textura como migas de pan.
En este punto, añadimos los arándanos a la mezcla.
Batimos el huevo con la leche y lo incorporamos al bol. Mezclamos hasta que se integren todos los ingredientes.
Una vez veamos que empiezan a coger consistencia de masa, la sacamos del bol y la trabajamos sobre la superficie de trabajo enharinada.
Extendemos la masa con ayuda de un rodillo, dejándola de unos 3-4 centímetros de grosor, y la cortamos en círculos con ayuda de un cortapastas o de un vaso pequeño.
Colocamos los scones en una bandeja de horno sobre papel antiadherente. Los pintamos con un poco de leche o con huevo batido y leche.
Los metemos en el horno precalentado a 180 grados durante unos 15 minutos.
Dejamos que se enfrien un poco antes de consumirlos.
Podemos comerlos con mantequilla y mermelada o bien, como yo hice, con queso untable y mermelada.