Ingredientes
2 pechugas de pollo
Dos puerros
Una zanahoria
Un diente de ajo
Aceite de oliva
1 lata de guisantes
1 lata de maíz
Caldo de pollo
Una lámina de hojaldre
Una cucharada sopera de harina
Un tazón de nata para cocinar
Hierbas provenzales
Pimienta blanca

Sal
Pelamos y cortamos las verduras (ajo, zanahoria y puerros) y las ponemos a pochar en una sartén con aceite de oliva.
Limpiamos las pechugas de pollo y les retiramos todos los restos de grasa blanca. Cortamos en trozos grandes y salpimentamos al gusto.
Añadimos las pechugas a las verduras pochadas y las cocinamos bien por todas partes.
Una vez estén bien cocinados todos los ingredientes, añadimos una cucharada de harina a la sartén y cocinamos bien para que no quede sabor a harina. Vertemos una taza de caldo de pollo o de verduras y dejamos que reduzca.
Añadimos las hierbas aromáticas al gusto. Pueden ser hierbas provenzales (es lo más tradicional) o bien orégano o perejil.
Agregamos a la sartén los guisantes cocidos y el maíz. Esto último es opcional y podemos no añadirlo si no nos gusta demasiado.
Para finalizar el relleno, añadimos un chorro de nata para cocinar o de leche evaporada para darle una mayor cremosidad al mismo.
Reducimos un poco más la salsa. Dejamos enfriar el relleno antes de hacer el pastel.
En la receta de Isasaweis, ella usa dos láminas de hojaldre para hacer este pastel, pero yo lo reduzco a una sola. Para ello, lo primero que hago es extender la masa de hojaldre y la coloco en un molde de silicona para que sobresalgan bien los bordes por todos los lados.
Una vez hayamos colocado el hojaldre en el molde, rellenamos el pastel con el relleno de pollo frío.
Posteriormente, doblo bien los bordes de hojaldre hacia adentro, como si se tratase de una especie de "momia".
El resultado final sería algo similar a este.
Una vez listo y con ayuda de un plato, le doy la vuelta como si se tratase de una tortilla de patatas para dejarlo por el lado más bonito. Se puede pintar con huevo batido para que quede más bonito, aunque yo no suelo hacerlo.
Metemos el pastel en el horno precalentado a 180 grados hasta que esté bien dorado (unos 40 minutos).
Y el resultado es un pastel buenísimo, con un montón de sabor y perfecto para sorprender a unos invitados.