3 huevos
120 gramos de chocolate blanco
120 gramos de queso fresco para untar
1 cucharadita de esencia de vainilla
Azúcar glas
Precalentamos el horno a 170º C y colocamos dentro una fuente con agua en la que quepa luego el molde del bizcocho. Separamos las claras de las yemas.
Fundimos el chocolate blanco, al baño María o en el microondas poco a poco, teniendo cuidado de que no se nos queme.
Montamos las claras a punto de nieve fuerte a mano o con ayuda de un robot de cocina.
Mezclamos las yemas con el queso y la esencia de vainilla. Batimos bien para conseguir una mezcla esponjosa.
Incorporamos el chocolate fundido, una vez que se haya enfriado ligeramente, a la mezcla de yemas y queso.
Por último, incorporamos las claras a punto de nieve a la mezcla.
Vertemos la mezcla en un molde de silicona.
Metemos el bizcocho en el horno, dentro del recipiente con agua. Cocemos el bizcocho durante 30 minutos.
Apagamos el horno y dejamos el bizcocho dentro, con la puerta cerrada, 15 minutos más.
Una vez frío, lo desmoldamos y decoramos con azúcar glas.
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