En este mes loco en el que apenas he podido actualizar el blog, os presento una receta relativamente rápida (aunque, por supuesto, hay que esperar a que la masa fermente) y muy socorrida. La masa hecha en casa no tiene comparación con ninguna de las que se puedan comprar en supermercados y, además, es muy sencilla de hacer y solo se necesitan un puñado de ingredientes. Ahí va la receta.
500 gramos de harina
2 cucharadas de aceite de oliva
1 cubo de levadura fresca
Una pizca de sal
Una cucharadita de azúcar
Llenamos un vaso grande de agua tibia, echamos la levadura y removemos con una cucharilla para que se disuelva bien.
En un bol ponemos la harina, el aceite, el azúcar y la sal, añadimos el agua con la levadura y removemos con una cuchara.
Trabajamos la masa con las manos muy bien sobre la mesa de trabajo. Nos debe quedar una masa elástica, que no se pegue a nuestras manos.
Una vez trabajada la masa, la colocamos en el bol y la dejamos que fermente unas tres horas. Tapamos el bol con papel film o un paño seco.
Transcurrido este tiempo, la masa habrá doblado su tamaño. La colocamos sobre la mesa de trabajo enharinada y la extendemos con ayuda de un rodillo de cocina.
Extendemos nuestra masa de pizza sobre una bandeja de horno en la que habremos extendido papel vegetal o papel albal para evitar que se nos pegue.
Añadimos a la pizza tomate, orégano y albahaca y mozzarella fresca.
Agregamos los ingredientes que más nos apetezcan y metemos en el horno a unos 250 grados durante media hora más o menos.